Hace 210 lunas inicio una aventura. No menos de 6209 soles han surcado el cielo desde entonces.
Dos jóvenes, alguna vez enamorados, que se unían para confrontar al mundo juntos, a la vida. Uno de ellos con expectativa, el otro con miedo.
Uno de ellos deseaba el amor, el otro temía dar su opinión. Solo uno de ellos deseaba ese matrimonio, el otro tenía miedo de decir que no.
Debí verlo en sus ojos. Esa no era la mirada de una mujer enamorada y feliz de pasar sus días con su esposo. Eran los ojos de una mujer con miedo, forzada a unirse con alguien y dar vida al fruto de su juvenil aventura.
¿Qué clase de horrores estaba por vivir, el sufrimiento que tendría que soportar? ¿Qué otros secretos se ocultarían tras esa mirada de insatisfacción?
El solo quería que ella pudiera ser feliz, ella solo quería vivir. Las fotos de ese día eran evidencia irrefutable, pero él no quería creer. Él solo quería creer que sería un inicio difícil de una grandiosa aventura.
Pero hoy que escribo estas palabras, ensucio mi pluma con sentimientos de pena y dolor. El horror que ha vivido estos últimos meses, el sufrimiento que aún le queda por atravesar.
Ella ya no lo ama, quien sabe si alguna vez lo hizo. El aun la ama, pero ahora la debe dejar ir. Él debe olvidarla, junto a sus sentimientos, pero ella… ya lo olvido a él.