Soy él cuentacuentos, un eterno narrador de historias que desea endulzar sus oídos con magia e inspiración. Pero no hay mayor pasión en mi tintero, que las historias épicas… de héroes antiguos, y leyendas eternas.
Los antiguos vikingos, temidos conquistadores y osados navegantes. Valerosos aventureros que cruzaron la mar para una nueva tierra encontrar. Con esfuerzo, con sudor y con lágrimas. Algunos dicen que lo hacían por ser testarudos, otros dirían que para demostrarle al mundo que podían.
Pero dejando de lado a estos fuertes navegantes y grandes guerreros. El vikingo más respetado no era aquel que llevara el hacha más grande, o el que más oro acumulara. Si no aquel que construía los botes… que creaba aquello que llegaba a donde ningún hombre podía llegar.
Botes que cargaban esperanzas, orgullo y tenacidad. Que permitía a los demás llegar más allá del horizonte… eso es ser también un padre, construir el bote con el que navegaran los hijos más allá del horizonte. Botes construidos para superar las olas del mar, los retos y las tormentas.
Me ayudaste a construir mi bote… pusiste tu empeño y dedicación, tu maso y tu cierra… con esfuerzo, sudor y lágrimas. Algunos dicen que lo hacías por ser testarudo, otros dirían que para demostrarle al mundo que podías, pero yo sé, que tu medida era el amor y tu guía era la fe, con el sueño de vernos cruzar la mar.… para una nueva tierra encontrar.
Ahora es mi turno de usar lo aprendido, de tomar mi maso y mi cierra, con el amor como medida y la fe como guía… es tiempo de ayudar a mi aventurera… y con orgullo ser llamado un constructor de botes.